DIFUNDEN fotos de un acto NAZI en el Luna Park de 1938
Si no tuviste la oportunidad de estar alli, anda a uno de CRISTINA que es muy parecido. El fanatismo, la prolijidad, los aplaudidores, las banderitas, la misma mierda
Esto lo publico el diario El Mundo en España y empiezo por el final
La reflexión y conclusión de El Mundo es categórica: «Al revisar las páginas de la Argentina nazi se comprende porqué se ha ido al carajo esta nación que a principios del siglo XX alcanzó el puesto número ocho de las más desarrolladas del mundo. Una saga intermitente de golpes de Estado y dictaduras cívico-militares -con la previsible reacción de guerrillas- y miles de ciudadanos desaparecidos llevan la señal distintiva de aquel totalitarismo mesiánico«
El matutino español El Mundopublicó hace unos días una serie de fotos pocas veces divulgadas en nuestro país que muestran a miles de personas en el estadio Luna Park de Buenos Aires expresando su apoyo al III Reich de la Alemania Nazi. Era el 10 de abril de 1938 y se trataba de la demostración más grande que se realizó fuera de Europa en pro del nazismo, que se hallaba en plena efervescencia en Europa.
Las imágenes, según el diario cedidas por la administración del Luna Park, muestran a unos 15.000 argentinos nazis festejando el «Anschluss», es decir, la anexión de Austria por parte del régimen de Hitler. Ese mismo día, el líder nacionalsocialista ganaba con el 99% un plebiscito sobre su permanencia en el poder y la embajada alemana en Buenos Aires quiso festejarlo.
Mientras entonces algunos diarios hablaban con preocupación de las«las pretensiones alemanas de extraterritorialidad», otros destacaban las «convicciones profundas» de Hitler y sus esfuerzos por establecer «la igualdad social» en Alemania, intentos que «se asemejan a un ideal democrático». Desde Alemania, el líder intentaba seducir a los argentinos publicando en el diario La Prensa: «Por intermedio del diario La Razón, envío a la prensa argentina y a los alemanes de la Argentina mis cordiales saludos».
El fervor de miles de argentinos por las «promesas» del nazismo y su «cautivante» líder, sin embargo, no se debía a la falta de información sobre lo que realmente sucedía en Alemania. En 1936 la prensa argentina ya informaba que Hitler buscaba «aniquilar, con los medios más abominables, a la laboriosa e inteligente población israelita».
Pese a todo, según los registros históricos, Alemania estuvo a punto de ampliar sus conquistas en América con Argentina como un poderoso aliado: 70.000 argentinos eran afiliados al Partido Nacional Socialista alemán, muchos de los cuales aquel 10 de abril vivaron a Hitler («Heil Hitler!») en pleno centro de Buenos Aires.
Según la crónica del diario La Prensa, aquel domingo 10 de abril de 1938, las columnas al estadio Luna Park comenzaron a llegar pasadas las 9 de la mañana. “Era un público numeroso y entusiasta”. Las delegaciones austríacas y alemanas arribaron portando sus banderas e indumentarias nazis.
Dentro del estadio se pudo apreciar el escenario adornado con banderas alemanas con la cruz esvástica y argentinas, destacándose en la parte posterior del telón de fondo en rojo la inscripción “Heil Führer” y otra (en alemán) que decía: “Un pueblo, una nación, un conductor”.
“Muchos miembros de las entidades nazis, quienes vestían camisas pardas y llevaban brazaletes con la cruz esvástica, tuvieron a su cargo la ubicación del público realizada en un orden casi militar”, relató entonces La Prensa.
El delegado comercial de la embajada alemana, Erich Otto Meynen, arengó a la concurrencia que respondía «¡Heil Führer!» saludando con el tradicional saludo nazi, brazo en alto. Meynen destacó la anexión de Austria “sin violencia ni sangre” y “el afecto de los austroalemanes hacia la Argentina”, al que definió como un “país hospitalario en el cual se sienten cómodos y orgullosos de cobijarse bajo sus instituciones y bandera”.
Tras una manifestación antinazi, que se saldó con 2 muertos y 57 heridos, saltaron las alarmas. El presidente Roberto Marcelino Ortiz creó una comisión especial que investigaría las actividades “ilícitas” de organizaciones extranjeras, que consistían en el adoctrinamiento de niños en escuelas de nuestro país, entre otras cosas. Además decretó la disolución del multitudinario Partido Nacionalsocialista Alemán de la Argentina y decidió la expulsión de dos espías de la Gestapo.
Pero el «affaire» entre Argentina y el nazismo, sin embargo, no concluyó con la caída de Hitler. Se sabe que, finalizado el conflicto, y durante el primer gobierno de Perón, Argentina y varios países americanos se lanzaron a una encarnizada carrera por atraer a los más célebres cerebros alemanes, en lo más diversos campos de las ciencias o la ingeniería.
Al mismo tiempo, según el historiador Felipe Pigna, «entre 1945 y 1950 arribaron al país criminales de guerra nazis (…). Según las fuentes, se habla de 6.000 a 8.000 ‘refugiados’”. Este fue un largo periodo durante el cual tuvieron acceso al país, entre otros, el criminal croata Dinko Satic, el médico Joseph Mengele, y el jerarca Eric Priebke.
Seria el mismo Priebke quien admitiría, en un juicio en Roma, que “en 1945 el gobierno nacional [argentino] negoció con Alemania la entrega de documentación que permitió el ingreso de nazis. Se distribuyeron unos 2.000 pasaportes y 8.000 cédulas en blanco… Con esta modalidad ingresaron en la Argentina unos 2.000 nazis”.
En tanto, Adolf Eichmann, el ideólogo de la «solución final» para el «problema judío» ingresó a la Argentina con un pasaporte italiano falso a nombre de Riccardo Klement en 1950, se radicó en el barrio bonaerense de San Fernando y hasta llegó a trabajar en la planta local de la automotriz Mercedes Benz.
fuente Perfil
El pensamiento único siempre es desvastador para una Nación, ¿porqué estamos repitiendo?
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Hola Hachem:
Gracias por tu visita y tu comentario.
Y no sólo para una nación sino para cualquier ambiente o escenario: un pensamiento único en la ciencia nos hubiera estancado, un pensamiento único en el arte también…
Los seres humanos formamos una unidad en sí misma. La denominamos Humanidad o Raza Humana o Especie Humana. Creo que no soportamos esa unidad.
Psicológicamente es lo mismo: nuesros pensamientos luchan contra nuestras emociones y aún entre ellos mismos.
Yo ubico el problema fundamental en nuestro interior, en el interior de cada individuo y se multiplica por millones como algo «normal» porque todos sufrimos de lo mismo.
Políticamente o ideológicamente (ya que ahí apunta tu pregunta) sucede lo mismo.
Por una parte, todo sistema necesita estabilizarse y afirmarse. En esto lucha contra lo distinto.
Simultáneamente, un sistema que se afirma en una idea comienza a deteriorarse pues necesita ideas nuevas que le den versatilidad, evolución, frescura.
Este equilibrio es complejo para nosotros como personas (cuando tomamos una idea, filosófica, religiosa, polícita tendemos a no cuestionarla y aún a defenderla más allá de lo razonable). Si se pone en duda una opinión, una creencia, entonces nos sentimos agredidos como si nosotros fuéramos la idea misma. Como si olvidáramos que nosotros creamos y destruimos ideas, las combinamos en distintas proporciones, son parte de nuestro material, de nuestras herramientas para enfrentar la vida.
La resistencia a las ideas nuevas genera una lucha tanto en lo interno como en lo externo.
Si no podemos resolver este problema en lo individual, donde esa lucha es conflicto psicológico, no lo podremos resolver nunca en lo social, donde el conflicto se vuelve bélico y cobra vidas.
Creo que «repetimos» porque el que uno entienda algo no significa que todos lo entiendan.
La humanidad es como el cerebro del planeta. Que una neurona sepa algo no hará la suficiente fuerza como para que el planeta capte la idea. No lo hará hasta que la suficiente cantidad de neuronas estén pensando lo mismo al mismo tiempo (lo que se denomina «masa crítica» para producir un efecto).
Antoine de Saint Exupery tiene una descripción muy interesante de ser meditada acerca de este tema:
«Deja hacer. Escúchalos a todos. Todos tienen razón. Pero ellos no han escalado lo suficientemente alto sus montañas para comprender que el otro tiene razón.
Y si comienzan a desgarrarse, a aprisionarse, y a matarse entre ellos es que tienen el deseo de una palabra que aún no saben formar.
Y yo les perdono cuando balbucean.»
Saludos cordiales
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