Luego de una semana dedicada al candente tema de los linchamientos y el revoltijo de tripas que producen las declaraciones de las autoridades (próximo post), parece buena idea, en el domingo de descanso de las hostilidades, mostrar otra cosa: el tipo de gente que queremos y que tenemos: Uno de los casos es de Municio de Tigre.
Otro alegato para el domingo. Quiero argumentar en contra de lo habitual: «las armas salvan vidas».
Lo que quiero con esta frase es equilibrar la balanza de los argumentos en favor y en contra de las armas, porque las armas son sólo «cosas». No son ni buenas ni malas por sí mismas.
El problema, el tema, no son las armas sino quienes las usan y cómo lo hacen y con qué fin.
Del mismo modo, los automóviles matan, pero también llevan heridos y traen ayuda, por lo que también salvan vidas.
Las armas en las manos adecuadas salvan vidas también cuando se las utiliza en el momento adecuado y de la forma adecuada.
No somos el primer país en sufrir estas cosas.
En todas partes, la solución es la misma: las armas en manos de la buena gente salvan vidas.
El mensaje alentador para el domingo es que podemos hacer frente a lo que viene. Podemos hacerlo bien si pensamos y aprendemos.
No al desarme del ciudadano legal, si al desarme de los delincuentes.
Así como no se prohiben los autos sino que se enseña a manejar con responsabilidad, así también con las armas.
Nadie se desarma cuando es atacado. Ante el ataque, la gente se ayuda, se solidariza.
Las agresiones que sufrimos pueden significar el principio de una comunidad más justa, más humana… pero no más débil.
Pero no nos perdamos de un chiste (uno para cumpli, al menos):
La importancia de saber idiomas…
Un suizo se baja de un autobús en Galicia y pregunta a Paco y Manolo: Entschuldigung, können Sie Deutsch sprechen?
Paco y Manolo se miran mutuamente con la lengua afuera.El suizo vuelve a hablar: Excusez-moi, parlez vous français?Ambos miran al suizo como cosa extraña.El suizo intenta de nuevo: Do you speak any English?Ambos se encogen de hombros mientras el suizo continúa: Parlate almeno un po’ di italiano?Al ver las muecas de la cara de Paco y Manolo, el suizo decide buscar ayuda con otros, mientras Paco le dice a Manolo:Hombre, ¿no crees que debiéramos aprender otro idioma?Y Manolo le responde: ¿Para qué? Mira a éste, ¿de que le sirvió saber cuatro?